Por: Alirio Gómez M.
Determinaciones inflexibles y serias para entrar a solucionar el grave problema de límites que tiene Colombia con Nicaragua, generado por abandono de sus anteriores gobiernos en torno al archipiélago de San Andrés, en las administraciones de Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, fueron tomadas el presidente Juan Manuel Santos. Así sus opositores hablen todas las torpezas que quieran decir, reiteró que “desconocerá el fallo de la Haya”, el que fue considerado como inaplicable y advirtió a su colega de Nicaragua que su plan expansionista, con territorio colombiano no le aceptará y defenderá hasta el último centímetro del suelo o mar colombiano al precio que sea. Santos le pidió a la Corte Constitucional Colombiana que se pronuncie. Señaló que existe jurisprudencia que impide acatar el fallo de la Corte Internacional. No se trata de un juego de subir o bajar la imagen política en las encuestas sino de defender los derechos de todos los nacionales.
Las principales decisiones del Gobierno del presidente Juan Manuel Santos sobre la Estrategia Integral de Colombia frente al Fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya son:
“1.Decidimos que el fallo no es aplicable sin un tratado. 2. Consolidamos nuestro archipiélago a través de la declaración de una Zona Contigua Integral. 3 .Avanzamos en la protección ambiental y social de la Reserva Seaflower. 4. Frenamos las ambiciones expansionistas de Nicaragua al declarar la unión de dos plataformas continentales que, juntas, se extienden desde San Andrés hasta Cartagena.” El actual gobierno no está dispuesto a estarse sentado a esperar que las cosas sucedan. “Nos hemos dedicado, con toda aplicación, a desarrollar una estrategia jurídica y política para reforzar y consolidar los derechos de los colombianos sobre el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Para ello hemos contado con el apoyo de reconocidos abogados nacionales y extranjeros, y hemos evaluado y sopesado las distintas opiniones, los diferentes conceptos y tesis, que nos sirvieron para diseñar una estrategia integral”, dijo Santos a los colombianos. El presidente nos hizo redar la vieja canción romántica que decía “que critiquen, no me importa que critiquen”.
Como no lo hicieron sus dos antecesores, Santos concretó que “El fallo de la Corte Internacional de Justicia no es aplicable –no es y no será aplicable– hasta tanto se celebre un tratado que proteja los derechos de los colombianos, tratado que deberá ser aprobado de conformidad con lo señalado en nuestra Constitución. La decisión adoptado: “Sin un tratado el fallo de la Corte Internacional de Justicia NO ES APLICABLE”. Esta posición se sostendrá en las instancias nacionales e internacionales. La posición blandengue y ambigua de Uribe y Pastrana evolucionó a franqueza y valor en defensa de Colombia no de personas. Colombia no está sola: “Junto con otros países vecinos de Nicaragua que también están siendo afectados por sus ambiciones expansionistas –como son Panamá, Costa Rica y Jamaica– suscribiremos una carta de protesta que entregaré este mismo mes, personalmente, al Secretario General de Naciones Unidas en Nueva York, cuando intervenga en su Asamblea General. La Haya desconoce por completo los tratados de límites que tenemos vigentes con estos países, los cuales estamos obligados a cumplir”. Se trata de gestiones para aplaudir, directas y personales”. El carácter y la personalidad de Santos contrasta con la debilidad de Pastrana y Uribe ante Nicaragua.
En materia se produjo un decreto consolidando la posición de Colombia. El país se reafirma jurídicamente que la plataforma continental de San Andrés, que se extiende hacia el oriente en 200 millas náuticas, se une incuestionablemente con la plataforma continental que tiene la Costa Caribe colombiana que se extiende hacia el noroccidente y hacia San Andrés en al menos 200 millas. “Esto hace que tengamos una plataforma continental continua e integrada desde San Andrés hasta Cartagena sobre la cual Colombia tiene y ejercerá los derechos soberanos que nos otorga el derecho internacional. Así –de forma clara, tajante y contundente– cerramos la puerta a los ánimos expansionistas de Nicaragua. Santos advirtió que “Pueden estar seguros de que –como Presidente y como colombiano– seguiré protegiendo nuestros derechos. Seguiré protegiendo nuestra soberanía, nuestras islas y nuestros mares –y hasta el último centímetro del territorio nacional– sin desmayar un solo minuto. Y seguiré cumpliendo fielmente con nuestra Constitución –tal como lo juré ante Dios y lo juré ante ustedes– con todo el compromiso, con todo el esfuerzo, con toda la contundencia”. Hasta que al fin hubo un presidente con pantalones y hablando a nombre de Colombia, no por intereses personales egoísta y malsanos.
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