Violencia ginecológica

Escrito por Boletin de Noticias. Publicado en Judicial

Fecha de publicación: agosto 14, 2013 con 0 Comentarios

En 2008 Carolina* pasaba por su primer embarazo: “estaba afiliada al sistema de seguridad social en salud, es decir, estaba en el régimen contributivo. Acudí al Hospital San Ignacio. Me dijeron muy tarde que mi embarazo era de alto riesgo. Llegué al hospital y me encontré con un médico que llevaba más de 36 horas de turno. Me atendió casi dormido y no me informó sobre el derecho que yo tenía para que me aplicaran anestesia. Me suministraron dos dosis en todo el parto y me dijeron que antes agradeciera porque a las mujeres afiliadas en el Sisben ni siquiera les ponían”.

Este episodio de violencia gineco-obstétrica es uno de los primeros que se han hecho visibles en la ciudad.

Dice Carolina que el proceso de suturación duró más de una hora: “además el médico me introdujo un material metálico y fue traumático. Él decía que era un caso normal. Estuve tres meses incapacitada y el útero estuvo infectado dos semanas. Interpuse un recurso legal ante la Personería. Supe que lo llevaron al tribunal médico pero el caso no pasó de ahí”. Este es sólo uno de los casos relacionados con diferentes tipos de violencia en las consultas ginecológicas u obstétricas que han llegado a oídos de la Secretaría Distrital de la Mujer.

La entidad aún no ha emitido una cifra oficial sobre los casos de violencia ginecológica argumentando que este tipo de situaciones “aún no están tipificadas como delitos, como sí ocurre en Venezuela y México (donde han establecido multas de tres a seis años de cárcel)”. Sin embargo, la Secretaría señala que ha recibido “testimonios de mujeres embarazadas que reportan que en el momento de mayor dolor y gritos, reciben de parte de los médicos órdenes de controlarse, señalándoles que si antes disfrutaron del sexo, ahora les toca aguantarse. Todas estas formas de abuso se relacionan con la organización de los servicios de gineco-obstetricia”.

Este fue otro de los casos conocidos por este diario: “Asistí a controles de embarazo desde el año 2011. Desde ese primer momento ya podía percibir la transgresión verbal por parte del médico. Acudí a su consultorio para que me atendiera por una infección vaginal y, una vez realizados los chequeos correspondientes, al entregarme la fórmula, me indicó cuál era el tratamiento que yo debía seguir y me dijo que el resto era para mi esposo o para quien correspondiera. Lo anterior, en una muestra de una inconcebible falta de respeto con su paciente. Hacia el sexto mes de embarazo, llegué de Miami con un sangrado abundante y me diagnosticaron una placenta previa parcial. El médico ni siquiera me asistió en la clínica sino que hacia las 5:00 p.m. me hizo subir a su consultorio. Cuando el médico abre la puerta me pregunta que si me voy a morir o que cuál era la urgencia que tenía. Yo había pasado todo el día en la clínica.”

El médico citó a la mujer el 23 de junio de 2012 para inducir el parto: “Como consta en la historia clínica, alrededor de las 10:00 a.m. se me asigna una habitación y empiezan a monitorear el parto. A las 2:00 p.m. se me suministra una medicina para acelerar la dilatación (este medicamento supuestamente cumplía con la función de ser analgésico). El doctor me revisa a las 3:30 p.m., porque yo pedí que lo llamaran ya que me encontraba con mucho dolor. Al revisarme me comunica que estaba en ocho de dilatación, momento en el cual yo entro en pánico porque sabía que iba a sentir toda la parte final del parto y el alumbramiento. El médico procedió a ponerme la epidural, sin importar los riesgos que se asumían dado que yo ya estaba con tanto dolor, que era prácticamente imposible quedarme completamente quieta. Además estaban los riesgos que implicaba llevar a cabo el suministro de la anestesia cuando mi cuerpo ya estaba expulsando el bebé”.

Según Martha Sánchez, actual secretaria de la Mujer, en las consultas puede haber “violación al derecho a la intimidad, por intromisión no consentida en la privacidad o por exhibición o revisión invasiva del cuerpo y los órganos genitales; violación del derecho a la información y a la toma de decisiones, cuando se le realizan prácticas sin consulta previa y cuando son sometidas a tratos crueles, inhumanos y degradantes”. Actualmente no cursa ningún proyecto de ley para tipificar estos abusos.

Juan Diego Villegas, presidente de la Federación Colombiana de Obstetricia y Ginecología, señala que “en el país sí está tipificado el delito de la violencia contra la mujer. El hecho de ser médico, y estar en un estado de superioridad, lo obliga a responder ante instancias civiles, disciplinarias y penales. Nosotros tenemos un código de ética profesional que se acoge a la ley 23 de 1981. . Ahora, el hecho de que haya un evento adverso o un resultado inesperado de una práctica no implica necesariamente imprudencia o negligencia por parte del médico. No es adecuado generalizar por casos puntuales.”

El hecho de que este tipo de abusos no estén tipificados como delitos no le ha permitido a la Secretaría de la Mujer establecer cuántas de las muertes maternas en Bogotá se ha generado por violencia gineco-obstétrica. De acuerdo al Instituto Nacional de Salud, las muertes maternas notificadas en Bogotá para el año 2012 presentaron un aumento con respecto a 2011, pasando de 40 a 45 casos. Esto corresponde al 10,5% del total de muertes maternas del país. En Colombia la probabilidad de morir por una causa materna durante la vida reproductiva de una mujer es de 1 en 460.

* Nombre cambiado por solicitud de la víctima.

Por: Santiago Valenzuela

Fuente:Elespectador.com

0 comentarios

Aún no hay comentarios en Violencia ginecológica. Puedes hacer uno.

Responder a Anónimo

Twitter
BNnoticias en Twitter
la gente sigue BNnoticias
Twitter Pic Y