(CNN) -— Cuando Raúl Moas viajó por primera vez a Cuba se sumergió profundamente en el abismo generacional entre cubano-estadounidenses, que ahora forma parte de la política que hay detrás de la renovación histórica de vínculos entre Estados Unidos y la isla anunciada en diciembre.
Nacido y criado en Miami, Moas, de 26 años, descubrió que su viaje a la tierra ancestral en 2011 todavía es un tabú entre sus padres y abuelos, forzados a huir de Cuba durante la revolución comunista en la década de 1960.
Esa generación hizo un pacto de sangre para nunca regresar a la isla mientras los hermanos Fidel y Raúl Castro continuaran con su mandato comunista. Han pasado 55 años y contando.
Así que cuando Moas le dijo a su familia sobre su visita a Cuba, la mayoría de sus familiares se quedó en silencio.
“Cuando regresé y lo discutí; ‘oye, sorpresa, ¡fui a Cuba!’, mi abuela materna estaba feliz, pero muchos otros de mi familia estaban enojados y dijeron gracias, y salieron de la sala”, recordó Moas.
“Incluso dentro de mi propia familia, hay tensión. Hay un microcosmo de lo que pasa en la comunidad cubano-estadounidense”, dijo Moas.
Durante décadas, los cubano-estadounidenses era una voz casi monolítica para condenar el régimen de Castro y alentar las políticas estadounidenses que castigaron y aislaron a Cuba.
Ahora, medio siglo después, se les atribuye a los nietos e hijos de aquellos exiliados que perdieron todo con la revolución comunista infundir nuevos puntos de vista entre la comunidad cubano-estadounidense, algunos de los cuales hubieran sido aplastados por líderes comunistas hace una generación.
Una comunidad dividida
De hecho, los cubano-estadounidenses están divididos por el anuncio del presidente Barack Obama de normalizar las relaciones con Cuba, según una nueva encuesta del Miami Herald, del Tampa Bay Times y la encuesta de Bendixen & Amandi International.
La brecha es evidente ya que casi el doble de los cubano-estadounidenses nacidos en Estados Unidos está de acuerdo con Obama en comparación con los cubano-estadounidenses nacidos en Cuba, según la encuesta, tomada inmediatamente después del anuncio de Obama.
En efecto, ahora hay dos comunidades cubano-estadounidenses, dijo Fernand Amandi, socio administrador de la empresa de encuestas.
En la encuesta se encontró que el 67% de aquellos con 65 años o más no estaban de acuerdo con la normalización de relaciones de Obama, pero el 52% de los cubano-estadounidenses menores de 65 años la respaldaba.
“Hay una tremenda división generacional”, dijo Amandi, quien encuesta a la comunidad desde hace 30 años.
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